28 de abril de 2024
Haciendo una retrospectiva histórica sobre la infancia, esta etapa en la antigüedad no existía como la conocemos ahora, había una división muy marcada entre niñas y niños

Una colaboración de Beatriz Aguilar Alejandrez
Maestra del Instituto Regional de Investigaciones sobre Prevención y Participación Ciudadana
@irisprevencionbc

Haciendo una retrospectiva histórica sobre la infancia, esta etapa en la antigüedad no existía como la conocemos ahora, había una división muy marcada entre niñas y niños, cada uno era moldeado de forma diferente, las niñas era apartadas, criadas para ser esposas, futuras madres y buenas amas de casa, en el caso de los niños se esperaba que se formaran sus capacidades psicomotoras y eran integrados a la sociedad, no había diferencias entre niños y adultos, considerándolos adultos jóvenes por lo que la edad que diferenciaba una etapa de otra no era de importancia.

En ese entonces la familia no cumplía su función afectiva, su prioridad era la conservación del apellido, de los bienes u oficios, el afecto entre esposos, padres e hijos no era indispensable para el equilibrio de la familia, siendo sustituido ese amor filial por reglas estrictas.

A finales del siglo XVII comenzaron a surgir cambios en función a los hijos y de su formación educativa, cabe aclarar que las escuelas en ese entonces era monasterios y los educadores monjes, era un ámbito de encierro para disciplinar y educar a los niños, siendo escuelas exclusivamente para niña o niños, los estudios impartidos eran ciencias, matemática y el escolasticismo que utilizaba ideas teológicas cristianas con conceptos filosóficos de Aristóteles.

En ese sentido las aportaciones de los franceses Michel Foucault, Filósofo y Psicólogo y Gilles Deleuze, Filósofo, mencionaban que la educación y formación de un menor estaba ligado a la violencia y reglas estrictas ya que las consideraban necesarias, de igual forma que el adulto debía imponer su autoridad siendo el infante una figura antagónica y la relación de adultez-infancia debía ser de dominación.

Llegado el siglo XX se consolidaron ciertas especialidades dedicadas a la infancia como la pediatría, la psicología evolutiva y un área de trabajo social ya que se comenzó a evidenciar la vulnerabilidad de niñas y niños en un mundo de adultos, necesitando una atención especializada, ya que son individuos con características y necesidades diferentes.

A partir de 1905 se iniciaron una serie de congresos enfocados en “Los problemas de alimentación de la niñez”, en 1907 la “Protección a la primera infancia”, 1970 iniciaron las conferencias de la Casa Blanca enfocados en la infancia y la juventud, un ejemplo de ello fue “ la importancia de la familia y la vida de hogar” e iniciando programas de cuidado y acogimiento, hogares donde se les brindara a los menores educación y cuidados médicos siendo supervisados regularmente.

En 1989 se ratificó por distintos países La Convención sobre los Derechos de la niñez, cerrando 1900 con el reconocimiento jurídico internacional del apoyo a una persona en sus primeros 18 años de vida, gracias a esto el interés y preocupación por la niñez ha crecido y ha permitido saber y conocer los problemas a los que se enfrentan los niños y niñas del mundo, motivando a que se lleven a cabo acciones para erradicarlos, como lo serían las enfermedades, pobreza, guerras, abusos, esclavitud y explotación sexual.

La infancia que debe vivir cada niño y niña debe ser disfrutada y formada con amor, una vida digna con cuidados debe ser prioritario, sin dejar a un lado que el menor deba recibir las herramientas educativas necesarias, complementadas con la ética y la filosofía moral que le permita llegar a ser un adulto consciente y productivo para la sociedad.