21 de noviembre de 2024
Reza el refrán popular que no tiene la culpa el Indio, sino quien lo hace compadre, toda vez que la Federación Mexicana de Softbol y el Comité Olímpico Mexicano

Por Bernardo Cisneros

¡Qué poca madre de las softbolistas pochas!, que fueron seleccionadas para representar a México en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que tiraron sus uniformes a la basura ante su rotundo fracaso.
Reza el refrán popular que no tiene la culpa el Indio, sino quien lo hace compadre, toda vez que la Federación Mexicana de Softbol y el Comité Olímpico Mexicano, dieron su aval para que la selección mexicana de Softbol, fuese integrada por jugadoras nacidas en Estados Unidos de Norteamérica, con ascendencia y/o descendientes mexicanos. Jugadoras pochas que resultaron ser sumamente malagradecidas con quienes depositaron su confianza en ellas.
Jóvenes más estadounidenses que mexicanas, que sin temor a equivocarme, no representaron totalmente a México en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que arrancaron el 23 de julio, pues el corazón de esas «mexicanas» o pochas, estaba más bien en Estados Unidos de Norteamérica.
La mala acción de tirar los uniformes de México, a la basura, también es una muestra inequívoca y sin ser malinchista, que siempre será un riesgo incluir a destacados deportistas extranjeros en selecciones mexicanas, que compiten a nivel internacional en diversas disciplinas deportivas.
Dicen en mi pueblo que poca madre de esas viejas, y vaya que razón no les sobra el sacar tamaña expresión del fondo de su corazón e hígado, porque muchos deportistas mexicanos, son desplazados por extranjeros que no traen bien puesta la camiseta de México.
Deportistas mexicanos, que no reciben el apoyo económico, ni de infraestructura deportiva de nuestras autoridades deportivas, que a ciegas les dan a los atletas foráneos como ocurrió con las seleccionadas de Softbol.
Softbolistas estadounidenses que representando a México en Tokio 2020, dejaron mucho que desear desde mi punto de vista, toda vez que oportunidades para colgarse inclusive la medalla de Oro, no les faltaron.
Pero ante su rotundo fracaso en la máxima justa deportiva veraniega del orbe, las softbolistas pochas, sin querer al país que representaron, optaron por tirar sus uniformes a la basura cuando se aprestaban a retornar a la Cuidad de México.
Moraleja:
Ojalá que el mal ejemplo de las softbolistas pochas, sirva de lección, para que los mal llamados jugadores nacionalizados, no sean convocados a la Selección Mexicana de Fútbol. No vaya a ser que también tiren a la basura el uniforme de México.