Hace pocas horas en Palacio Nacional de México en donde vive y despacha el Presidente Andrés Manuel López Obrador, fue cuestionado por el periodista Jorge Ramos en base a la cantidad de personas fallecidas por COVID 19 y por la inseguridad.
Cifras escandalosas por dos motivos:
1.- Que no pasarían de 60 mil las personas fallecidas por COVID si no sería una catástrofe ( López Gatell. 22 de agosto de el 2020 ) hoy más de 230 mil. Multiplicado por 8 por su famoso programa Centinela?
2.- Que la delincuencia entregaría sus armas entrando la administración de Morena a cambio de becas ( López Obrador ) con más de 86 mil víctimas en lo que va se el sexenio.
Pues bien mis estimados lectores, ni una ni otra. Ya a 3 años de la administración morenista en México, en tan sólo esos dos temas, la cantidad de defunciones son escandalosas ante las políticas públicas en materia de salud y de seguridad pública en México.
El periodista Jorge Ramos le cuestionó que en donde López Obrador se encuentra en una burbuja, que se debe de salir de ahí para darse cuenta lo que sucede al exterior.
Este comentario no solo molesto al presidente de México si no que recurrió a sus armas perfectas , sus propios datos, culpar y que lo defiendan los apasionados en las redes, desmintiendo instituciones públicas de la información que tenía el periodista internacional y que los titulares de tales áreas son asignados por el presidente mismo.
Yo tengo otros datos, contestó López Obrador con molestia y coraje por el cuestionamiento.
Son sus propias palabras las que durante tres años se está tragando.
Son sus propios actos de odio y desprecio contra medios no sufragados por el sistema político como durante años se da.
Antes de que por un lado se desgarren las vestiduras defendiendo lo indefendible por un lado y en vez de echarle más leña a la hoguera de el fracaso presidencial, es momento de que como ciudadanos dejemos de ser apasionados de la falacia y la mentira. Es momento de reventar esa burbuja en donde el presidente de México se niega a ver y oír al exterior, es momento de no seguirle aplaudiendo el divisionismo que le dio su anhelado resultado y que hoy con 14 millones de votos menos lo hacen evidente el deterioro de su administración e imagen.
Sus otros datos de esa burbuja son los que quienes le dan por su lado.
Los otros datos en esa burbuja, no entran de quienes le preguntan de su fracaso administrativo.
Los otros datos en esa burbuja, el de la felicidad de el y no la de el pueblo que está sacrificando.
Los otros datos de esa burbuja son la realidad.
Y lo que falta estará peor.