Tijuana BC 7 de diciembre de 2020.-Cada día, en numerosas ciudades alrededor del mundo, se ponen a prueba nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, desde optimizar la manera en que se desplazan o la calidad del agua que consumen hasta los asistentes virtuales y objetos inteligentes dentro del hogar.
La inminente llegada del 5G y el avance del llamado Internet de las Cosas (IoT en sus siglas en inglés) significan una mayor interconexión entre todos los objetos que rodean a las personas, pero que exigen mayor cantidad de datos en tiempo real sobre sus hábitos y patrones. De allí el aumento de las cámaras de vigilancia, sensores de banda ancha y sistemas cada vez más sofisticados para la recolección de información.
La observación constante de las herramientas implementadas por las ciudades inteligentes va acompañada del riesgo de la invasión a la intimidad de sus habitantes. ¿Cómo proteger la privacidad dentro de un ecosistema diseñado a vigilar cada movimiento con tal de predecir conductas y necesidades?
Para entender lo que implica dar el salto hacia las ciudades inteligentes es necesario entender el balance constante entre sus beneficios y riesgos.
Beneficios de las ciudades inteligentes
Cada día los habitantes dependen más del internet en su vida diaria, es por ello que en muchas ciudades inteligentes se ha priorizado ofrecer un servicio de banda ancha que abarque todo el perímetro de la ciudad, garantizando una gran cantidad de conexiones sin sacrificar la velocidad.
Entre las tendencias más comunes aplicadas por las autoridades de estas ciudades se encuentran los sistemas de manejo de tráfico basados en análisis en tiempo real de datos captados por cámaras y radares. La ventaja de estos sistemas es la reducción de la congestión vehicular y un flujo más ordenado que permite a los pasajeros llegar a tiempo a sus destinos.
Por otro lado la instalación de sensores ambientales, cámaras de seguridad y luces de calle inteligentes pueden alertar en tiempo real de los posibles peligros para la población en donde se encuentren y permitir actuar de manera inmediata en el caso de una emergencia.
Los sistemas optimizados a través de la inteligencia artificial del manejo de recursos energéticos no sólo permitirán la reducción de su consumo sino también el impacto sobre el medio ambiente. Sistemas de medición del manejo de desechos también pueden prevenir su acumulación y ofrecer oportunidades para el reciclaje.
Riesgos para la vida privada
La recolección constante de datos implica preguntas sobre los límites entre la seguridad pública y la vida privada de los habitantes. Las autoridades de las ciudades inteligentes basan sus decisiones e implementación de políticas en los análisis sobre estos datos, que van desde los dispositivos instalados en los espacios públicos hasta el uso de aplicaciones en el hogar.
Es por ello que estos datos son cada vez más valiosos desde el punto de vista comercial, y exista una proliferación de empresas privadas dedicadas a recolectar y vender estos datos a las partes interesadas. No en balde los usuarios de los servicios ofrecidos por estas empresas tienen dudas sobre la utilización de sus datos personales, dado que es posible que su información personal sea vendida a un tercero para generar ganancias.
Las ciudades inteligentes obtienen información a partir de los proveedores de internet, compañías de telecomunicación, organizaciones médicas, bancos y los motores de búsqueda. Con toda esta información se podría hacer un mapa completo de la vida de las personas hasta el más mínimo detalle, de allí el número creciente de protestas y exigencias a los gobiernos locales de ofrecer un marco legal de protección de la intimidad de las personas.
El futuro de las ciudades inteligentes
El delicado balance entre los avances tecnológicos y la protección a la privacidad será lo que modele el crecimiento de las ciudades inteligentes en las próximas décadas. La puesta en marcha de múltiples sistemas basados en modelos de inteligencia artificial para el manejo de recursos y servicios irá de la mano con la adopción de mecanismos de protección a la anonimidad.
La necesidad de colaboración entre los gobiernos locales y los habitantes será crucial. Adoptar mecanismos de consultas públicas como foros y transparencia sobre la implementación de nuevas soluciones para mejorar la calidad de vida de las personas serán los insumos para el desarrollo funcional de las ciudades inteligentes. Si se alcanzan estos objetivos, el futuro no será tan inquietante.
Este artículo está inspirado en el artículo titulado «The Future of Smart Cities» de Tristan Pollock.