21 de noviembre de 2024
A más de un año la Secretaría de Educación en Baja California informó que la suspensión de clases presenciales como medida precautoria ante el COVID-19

La educación a distancia una nueva era sin supervisión que pone en riesgo a las y los alumnos.
Por Cristi Pérez

A más de un año la Secretaría de Educación en Baja California informó que la suspensión de clases presenciales como medida precautoria ante el COVID-19 daba inicio el miércoles 18 de Marzo de 2020, y se pretendía su regreso a las aulas hasta el 20 de Abril del mismo año, sin embargo hasta hoy ese retorno no ha sido posible debido a la contingencia sanitaria.

La suspensión de clases aplicó para todos los niveles de educación básica, media y superior, lo cual implicó el cierre de más 274,000 planteles en todo el territorio nacional.

En Baja California se tienen contabilizados o matriculados un total de 682,353 alumnos, en educación básica, según datos proporcionados por el portal de Educación en el Estado.

Para ello la SEP arrancó con la transmisión de un programa con contenido adecuado a cada grado escolar para compensar la ausencia de los alumnos en los planteles escolares y que cada alumno pudiera elegir el horario, canal o plataforma digital para acceder a dicho contenido y con ello evitar un atraso a la comunidad estudiantil.

Las actividades académicas se convirtieron en una responsabilidad compartida entre los docentes y los padres de familia, sin embargo, aún estamos lejos de lograrlo, si bien es cierto que los maestros debieron coadyuvar al aprendizaje en casa, a realizar actividades académicas a distancia, acompañar, guiar, orientar, facilitar el entendimiento y aprendizaje de contenidos por parte de sus alumnos, muchos niños y niñas quedaron a la deriva.

Muchos profesores dejaron esa gran responsabilidad en manos de los padres de familia que no solo tuvieron que transformar los espacios comunes como salas, comedores o recámaras en salones de clases para sus hijos; sino además hubo que ajustar las labores del hogar, oficina y convertirse en los “maestros” de los niños, niñas y jóvenes.

A muchos de esos hombres y mujeres les dejaron sin el seguimiento adecuado para brindar los contenidos educativos de sus hijos.
A la fecha ha sido un suplicio para muchos padres de familia esa falta de acompañamiento, muchos de los niños, niñas y jóvenes en confinamiento han desarrollado padecimientos como estrés, depresión, ansiedad y hostilidad hacia sus figuras paternas por la carga de trabajos o tareas que les solicitan entregar en un periodo determinado y donde el profesor como experto , no imparte la clase o se encuentra disperso y distante de esta gran responsabilidad de educar.
Los padres como “profesores improvisados” han tenido más de un año para capacitarse en el uso de plataformas digitales, pedagogía y estrategias de aprendizaje lo que permitió que algunos maestros se perdieran de su responsabilidad ante la falta de supervisión de la autoridad educativa.

A más de un año donde están los profesores que deben guiar a sus alumnos?

Algunos maestros aprendieron a reprobar a sus alumnos desde la comodidad de su casa y sin revisar tareas de profesores improvisados en los que se convirtieron los padres de familia.

Finalmente, los más afectados del stress por el confinamiento y por una deficiente educación serán los alumnos si no se logra supervisar a todas y todos los profesores.