Beatriz Aguilar Alejandrez
Los pantanos son imaginados como lugares tristes, desolados y con un toque terrorífico que podría ponernos el cabello de punta, pues bien, algunos pantanos en épocas pasadas eran de mucha utilidad como calefactores, pues algunos no solo contenían fango, una gran cantidad estaban compuestos por turba, llamado así a un combustible fósil, formado por residuos vegetales en descomposición, generalmente estos se encuentran en zonas frías y húmedas, como los ubicados al norte de Europa, desde hace miles de años este combustible se ha utilizado como un medio para generar calor, la descomposición de la turba también generaba alquitrán y asfalto que era usada por los egipcios para embalsamar.
En los años 50 en una pequeña villa de Tollund en Dinamarca los hermanos Hojgaard descubrieron un cadáver en la ciénega en la que trabajaban para extraer turba, de inmediato llamaron a la policía ya que consideraron que lo habían asesinado y tirado recientemente en el pantano, ya en la investigación se dieron cuenta que no era un crimen actual, especialistas dataron el cuerpo de entre 800 a.c. y el 200 d.c. el cuerpo fue llamado El Hombre de Tollund, siendo sin duda la momia encontrada más conocida hasta ahora, su peculiaridad fue que se encontraba en perfecto estado de conservación, se evidenciaba una barba de 3 días, con pestañas, incluso las arrugas de la cara eran visibles a simple vista, parecía que en cualquier momento podría abrir los ojos, de ese descubrimiento siguieron muchos más, apareciendo también en Alemania, Holanda, irlanda y reino unido, solo en Dinamarca han aparecido 500 cuerpos en exactamente las mismas condiciones.
Cabe aclarar que muchos de los cuerpos mostraban terribles heridas, como gargantas cortadas, heridas de defensa o ahorcados ya que las cuerdas continuaban en sus cuellos, algunos expertos han sugerido que los individuos habrían sido sacrificados por ser criminales, desertores o esclavos, otros investigadores mencionan que puede ser lo contrario ya que algunos cuerpos mostraban que habían viajado largas distancias antes de su muerte, su vestimenta era especial, elaborada y confeccionadas en tierras extranjeras, entre los cuerpos extraídos también había mujeres y niños, es importante mencionar que la gran mayoría presentaba alguna deformidad.
Otra teoría expone que los sacrificados eran escogidos para traer prosperidad y bienestar al pueblo ya que existía la creencia de que un soberano o jefe que era devuelto al destino traería equilibrio, en el caso de las mujeres, su sacrificio era una ofrenda para infundir su fuerza fertilizadora a la tierra que traería abundancia de cosechas.
Estas turberas están repletas de moléculas llamadas sphagnan, un polímero similar a la pecticina que desprende el musgo, este compuesto reacciona con las enzimas que segregan las bacterias putrefactas, de esta forma evita que los microbios descompongan materias orgánicas, de igual forma permite que algunos huesos se vuelvan flexibles o se disuelvan con facilidad, los ácidos húmicos extraen el agua de los tejidos blandos dando esa apariencia de un golem elaborado de barro y cuero. Cada época y sus descubrimientos nos muestran tradiciones que pudieran ser terribles y estar fuera de cualquier sentido común, pero son parte de nuestra historia como humanidad y para la arqueología puede resultar fascinante.
Beatriz Aguilar es colaboradora de la Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California. Facebook @socifobc.org