Desde el pasado 5 de agosto, después de un homicidio múltiple acontecido en una comunidad de Celaya, en el estado de Guanajuato que, como resultado 5 víctimas mortales, pareciera que el país entro en colapso. Ese día, en Quechultenango, Guerrero ejecutaron a 6 personas, un operativo fallido por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en Ixtlahuacan del Río, Jalisco con la finalidad de detener a probables lideres del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) convirtió en un infierno el bajío mexicano lo que genero incendios y bloqueos para poder evitar las acciones de la autoridad. A 300 km de ahí en Guanajuato, también se llevaron acciones similares incendiando 20 tiendas de la cadena Oxxo, así como farmacias, camiones de transporte privado y público, totalizando 40 ataques. Para el viernes 12 arden Baja California y Chihuahua en acciones similares ¿Qué ocurre?
Bueno, para comenzar es importante mencionar que, desde hace mucho tiempo, se rompió la llamada “Pax Narca”. Este término significa la búsqueda de la disminución de la violencia a partir de que, en cada región, (donde hoy se está viviendo una lucha violenta entre las bandas delictivas que pretenden el control de cada una de las plazas), se logre la consolidación indiscutible de una de ellas como la líder y esto disminuya el alto índice de asesinatos y enfrentamientos violentos. Cosa que, desde la descomposición de el Cártel de Guadalajara comenzó a romperse, y aunque en la década de los 90´s se medio respetó, la llegada de los Zetas a inicio del milenio acabó de fracturar.
Ahora bien, regresando a lo ocurrido la semana pasada, aunque es cierto que en los actos terroristas antes mencionados hay (hasta la fecha) 167 detenidos con una alta probabilidad de pertenencia al Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) todo indica que se debió a dos circunstancias. La primera es en represalia a las operaciones intentadas por la autoridad en contra de líderes de la organización, y la segunda, fue buen momento para mostrar músculo en busca de la sucesión de Nemesio Rubén Oseguera Cervantes “El Mencho” por parte de Ricardo Ruiz Velasco, mejor conocido como “RR” ante la disminuida capacidad física reportada por diferentes cuerpos de inteligencia mexicanos y estadounidenses de “El Mencho” debido a males hepáticos y renales con lo que trata de demostrar hacia dentro de su organización que el pudiera ser el sucesor perfecto para la organización
Sin embargo, con desconocimiento total del modo en que el mundo ha evolucionado durante los últimos años, -y con ello también el crimen organizado-, parece que el Gobierno Federal pretende repetir el modelo de la “Pax Narca” y por ello se niega a enfrentar con contundencia y todo el poder del Estado Mexicano a la delincuencia. ¿Estará esperando pacientemente a que en cada región se nulifiquen los cárteles entre sí y surja uno de ellos como ganador, con el cual negociar? La clara prueba de esto son las palabras de la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero pide a los miembros de la delincuencia organizada que, cito textualmente: “Que cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que les deben, no a las familias a los ciudadanos que trabajan…”
El acierto del gobierno federal hasta ahora ha sido, aunque usted no lo crea, llamar estos hechos como son: Actos terroristas, para comprender esto, usaremos la definición del diccionario de Oxford el cual define terrorismo como: “Forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general” Y a todas luces encaja con lo que miles de mexicanos experimentaron. Ya que estos hechos siembran miedo e incertidumbre en la población y en los inversionistas porque los estados antes mencionados son nodos industriales en sus respectivas regiones y hay inversiones nacionales e internacionales en juego que podrían generar fuga de capitales que ahondarían la crisis económica actual y de forma colateral la de seguridad (si pensaba que podríamos estar peor, créame podríamos).
Otro punto que no hay que dejar atrás son las acciones que podría tomar la Unión Americana al ver en riesgo sus inversiones, a ciudadanos americanos residentes en México y la lógica preocupación de tener un vecino con una rampante crisis de inseguridad y ahora actos terroristas declarados donde podrían aplicar el “Patriot Act” o “Freedom Act” para contrarrestar actos de organizaciones terroristas fuera de estados unidos, y si declaran a los cárteles como organizaciones terroristas podría significar fuga de capitales para nuestro país, restricciones comerciales y el fin de una política presidencial sin política, es decir a ocurrencias y a base de populismo penal.
El capricho federal de apostar a la fórmula que ya ha quedad demostrada a través del tiempo en México de apostar al fortalecimiento de policías federales que tienen poco contacto con la ciudadanía en vez de a las policías locales que son los primeros respondientes en un 90% de los casos además de una estrategia basada en la no cooperación interinstitucional deja en un descobijo a la población entera a merced de la violencia y la delincuencia además que pone un riesgo el trabajo y sustento de forma directa e indirecta de cientos de miles de mexicano que trabajan en empresas donde el capital viene de empresas del extranjero y una política de no veo lo que no me conviene y así no existe (como el clásico entre los jóvenes de “borracho no cuenta”).
Es cierto que hay más de 167 detenido y eso parece de entrada bueno, pero (odio ser aguafiestas) hay que esperar que, se judicialicen de forma correcta los casos, no haya fallas al debido proceso y de ahí quienes se les demuestre su culpabilidad, pero de nuevo es atacar los síntomas en lugar de atacar los factores que detonan la enfermedad.
Ahora bien, va pregunta para usted querido lector: ¿con todos estos factores, la militarización del país es la respuesta? No se usted, pero yo…yo tengo otros datos.
*El Mtro. Guillermo Alberto Hidalgo Montes, es especialista en seguridad pública y privada. Fue Rector de la Universidad Policial de Guerrero, Director de la academia de las Fuerzas de Seguridad del Estado de Puebla, Rector de la Universidad de Policía de la Ciudad de México y Actualmente Director del Instituto de Formación Profesional del estado de Hidalgo.