Radiografía Política – Aumento de violencia en Rosarito ¿segura o Insegura?

Radiografía Política – Aumento de violencia en Rosarito ¿segura o Insegura?

Playas de Rosarito, reconocido destino turístico por su dinámica vida nocturna y su proximidad con la frontera de Estados Unidos, ha enfrentado por años una problemática estructural de violencia que contrasta abruptamente con su reputación como apacible localidad costera.
Durante las últimas semanas de junio de 2025, la confluencia de factores históricos, tales como el impacto del crimen organizado, el incremento del narcomenudeo y la persistente violencia de género, se suma a la realización de eventos turísticos masivos que suscitan interrogantes sobre el nivel de seguridad en la región.
Esto, sin olvidar la adquisición de una camioneta blindada por parte de la alcaldesa de Playas de Rosarito, Rocío Adame, que no hace más que incrementar la incertidumbre, especialmente en medio del contexto de violencia e inseguridad que afecta al municipio.
Este estudio analítico aborda los antecedentes de violencia, las condiciones contemporáneas y las posibles repercusiones del auge turístico en Rosarito, incorporando datos disponibles y tendencias actuales para una evaluación fundamentada.
Rosarito ha sido identificado como uno de los municipios con mayor violencia en Baja California.
En 2019, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal registró un índice de violencia de 104 puntos, considerablemente superior al promedio nacional de 27 puntos, lo que refleja una alta prevalencia de homicidios dolosos.
Para 2022, el Observatorio Nacional Ciudadano situó a Rosarito como el municipio más violento del estado, con una tasa de homicidios de 57.6 por cada 100 mil habitantes.
Estos indicadores ponen de manifiesto un problema estructural de inseguridad, exacerbado por la presencia y disputa territorial entre grupos del crimen organizado, como el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Tijuana, quienes han mantenido una lucha constante por el control de la región desde al menos 2017.
La violencia en Rosarito no puede analizarse sin tomar en cuenta el contexto más amplio de Baja California. Algunos de los factores fundamentales incluyen:
Crimen organizado
El narcotráfico y la extorsión constituyen los principales factores que alimentan la violencia en la región.
Durante el año 2022, el estado de Baja California fue escenario de bloqueos y quemas de vehículos en localidades como Rosarito, Tijuana y Mexicali.
Estas acciones, generalmente asociadas con conflictos entre cárteles o reacciones frente a operativos de las fuerzas de seguridad, evidencian la complejidad del problema.
La presencia activa de organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa ha exacerbado las tensiones, particularmente en zonas estratégicas cercanas a la frontera con Estados Unidos, donde actividades ilícitas como el tráfico de drogas y personas generan significativos ingresos económicos.
Narcomenudeo
El narcomenudeo persiste como un desafío recurrente en la región. En abril de 2025, Baja California acumuló un total de 724 denuncias relacionadas con este delito, lo que pone de relieve su arraigo en el estado.
Este fenómeno no solo incrementa los enfrentamientos entre grupos delictivos, sino que también tiene repercusiones directas en las comunidades locales.
Las disputas por puntos de distribución suelen desembocar en homicidios y otros actos violentos, afectando el tejido social y la convivencia en múltiples niveles.
Violencia de género
Otro aspecto relevante asociado a la inseguridad en Baja California es la prevalencia de la violencia de género.
En 2024, el estado registró el mayor número de llamadas de emergencia por violencia de pareja a nivel nacional, alcanzando un total de 42,713 reportes.
Aunque no se cuenta con datos específicos sobre Rosarito para junio de 2025, esta tendencia sugiere que el fenómeno es un factor determinante en la percepción generalizada de inseguridad.
La afectación a las víctimas y su entorno contribuye a una sensación de vulnerabilidad que trasciende los hogares y repercute en la dinámica social y comunitaria.
Abusos policiales y percepción de inseguridad
Los informes sobre abusos policiales, particularmente hacia turistas provenientes de Estados Unidos, así como una percepción extendida de inseguridad en las carreteras federales de la región, representan un motivo adicional de preocupación.
A pesar de la carencia de estadísticas detalladas en algunos casos, tales incidentes refuerzan la imagen de Rosarito como un destino donde la seguridad pública enfrenta serias limitaciones.
Esto no solo puede disuadir potenciales visitantes, sino también dificultar los esfuerzos por reactivar el turismo y promover una imagen positiva del lugar.
El verano de 2025 llega con eventos turísticos que podrían impactar la dinámica de seguridad en Rosarito.
En cuanto a los eventos turísticos, la ciudad ha organizado actividades como la Expo Mueble 2025 (del 27 al 29 de junio), diseñadas para captar la atención de turistas tanto nacionales como internacionales.
Estas iniciativas aumentan la afluencia de visitantes, lo que, aunque positivo para la economía local, también podría generar desafíos en materia de seguridad.
La llegada masiva de personas puede intensificar la necesidad de una mayor supervisión policial y, al mismo tiempo, abrir espacios para actividades ilícitas como el narcomenudeo o extorsiones, particularmente en las áreas más concurridas de interés turístico.
La percepción de inseguridad sigue siendo un desafío importante. Reportes sobre abusos policiales hacia turistas estadounidenses y problemas relacionados con la seguridad en carreteras federales han generado inquietudes, lo que podría desalentar a posibles visitantes.
Esto se agrava por el contexto histórico de criminalidad en la región y episodios como los bloqueos registrados en 2022, que han contribuido a forjar una imagen negativa que persiste en el imaginario colectivo.
Al analizar la situación, queda claro que la violencia en Rosarito durante junio de 2025 está determinada por una mezcla de factores coyunturales y estructurales.
El crimen organizado, especialmente por su enfoque en el narcotráfico y actividades relacionadas como el narcomenudeo, sigue siendo el principal motor de homicidios y delitos graves.
Aunque los datos de 2024 apuntan a una reducción general en los índices delictivos, el repunte en homicidios evidencia que las estrategias actuales, basadas en operativos militares y policiales, no han logrado abordar las raíces del problema.
Por otro lado, la violencia de género representa un problema destacado, aunque menos visible en los medios.
En Baja California, y particularmente en Rosarito, este fenómeno exige acciones específicas de prevención y atención. A ello se suma que la percepción de inseguridad, intensificada por noticias sobre abusos policiacos y problemas viales, podría opacar los beneficios económicos esperados por los eventos turísticos.
Actividades como la Expo Mueble constituyen una oportunidad valiosa para cambiar la percepción pública y mejorar la imagen del municipio.
Sin embargo, esto demandará un enfoque serio por parte de las autoridades para garantizar la seguridad de los asistentes.
Superar estos retos será clave para atraer un turismo sostenido y combatir la narrativa de violencia persistente.
No obstante, la fuerte dependencia en métodos militarizados, como la incorporación de la Guardia Nacional al Ejército, podría limitar avances estructurales y perpetuar una estrategia basada en respuestas reactivas más que en soluciones integrales a largo plazo.
En junio de 2025, Rosarito se enfrenta a un panorama complejo en el que los esfuerzos por fomentar el turismo se entrelazan con un pasado de violencia estructural.
El crimen organizado, el narcomenudeo y la violencia de género continúan siendo grandes retos, mientras que la percepción de inseguridad y los abusos policiales dificultan la recuperación de la confianza de los turistas.
Las autoridades deben encontrar un equilibrio entre garantizar la seguridad durante los eventos turísticos y desarrollar estrategias integrales que aborden las raíces profundas de la violencia, como la desigualdad, la impunidad y la corrupción.
Solo de esta manera, Rosarito podrá consolidarse como un destino seguro y atractivo, superando su reputación como uno de los municipios más violentos de Baja California.