Filtro, pagas y te vas. No es mentira que en México durante décadas existieron y existen unos puntos policiacos distribuidos en todo el país, retenes pues, para algunos violatorios de derechos civiles y libre tránsito y para otros necesarios para brindar seguridad y combatir la delincuencia, según del punto en que lo vea.
Hoy en día, filtros de policías municipales, estatales, federales, marinos y militares establecidos a lo largo y ancho de el país no solo brindan información o seguridad si no también estorban, provocan un caos vehicular, retrasan rutas de traslado, interrumpen la logística de autobuses y camiones y lo que es el cáncer en el país, la corrupción.
Desde que la cuarta transformación que llego al país, una supuesta nueva corriente política con políticos del pasado y encabezada por Andrés Manuel López Obrador no todos sus proyectos de nación le están saliendo como desea y de esto un botón, el programa de regularización vehicular que implementó hace meses abrió una escala de corrupción a manos llenas.
En los mencionados filtros policiales o retenes, distintos cuerpos policiacos le solicitan el registro vehicular para ver si está bien internado tal vehículo al país pasando obvio la zona de franquicia de franja fronteriza.
Por obvias razones de seguridad no expondremos los puntos carreteros ya que si existen elementos verdaderamente profesionales que desarrollan bien su labor sin embargo al conductor de un vehículo regularizado por decreto está siendo objeto de extorción, en donde le solicitan al dueño del vehículo desde 10 mil a 30 mil pesos depende el pato, dicho decreto ampara la documentación del vehículo para ser utilizado según la necesidad, una vez adquirido los documentos para transitar en estados y ciudades, según los dueños extorsionados nos informan que no están internados debidamente en el país, ósea que el vehículo regularizado con el decreto no cuenta con pedimento de exportación según agentes policiacos instalados en los retenes.
Ósea que no cuenta con la famosa hoja rosa o verde que expide Hacienda al momento de pagar los impuestos e internar las mercancías o cosas a México. Los propietarios de tales vehículos reciben placas, tarjeta de circulación y son obligados a adquirir un seguro vehicular para daños a terceros pero nada de esto le interesa a los elementos policiacos instalados en retenes después de traspasar la franja de la franquicia fronteriza de el país.
Hasta este día desconocemos a ciencia cierta si existe una actualización de la cantidad de vehículos regularizados por decreto, la cantidad de millones de pesos entradas a las autoridades correspondientes así como la cantidad de dinero producto de la extorsión.
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