Argos Panoptes
Esta frase mexicana muy mexicana acuñada desde décadas pasadas, desde el entorno de la Revolución Mexicana, según mi abuelo, participante de la revolución cristera, me comentó que esa frase se la aplicaban al personal que sin oficio ni beneficio se presentaban al servicio sin aportar, evadir o sin contribuir a la causa, solo buscando un interés propio, enriquecerse.
Pues bien estimados lectores, a décadas de tal revuelta nacional en donde el clero y la política intercambiaban sus puntos de vista de manera muy particular, en nombre de Dios y de las leyes terrenales, existían los engaños, mentiras y traiciones a los líderes que encabezaban la trifulca.
Hoy en la actualidad y con el uso de la tecnología, se desató un boom de mediciones políticas, mediciones tendenciosas, engañosas, fraudulentas y mentirosas, que solo sirven para dividir a la comunidad, enfrentarla y engañarla, pero sobre todo engañar al personaje que piensa que medir su capital político a través de redes sociales es la mejor opción.
Hoy en día con el uso de la red digital global, existen encuestas digitales que distorsionan la realidad en beneficio de los interesados, o de quienes pagan por ellas.
¿Ejemplos?… Si, un chingo, pero solo hablaremos de una, las famosas encuestas de Facebook.
Esas encuestas digitales e infladas que son manipuladas y rellenadas de paja digital, esas encuestas en donde solicitas una opinión en México y te contestan desde Vietnam o la India, día a día se ve de manera muy obvia que los resultados no son acordes a la realidad, un ejemplo de ello son los resultados digitales que el alcalde de Tijuana obtuvo con simpatizantes del país de la India en donde lo felicitaban y votarían por el para ser electo candidato de Morena a gobernador de Baja California.
Leyó usted bien, lejos de que su corazón dicte un partido político, debemos de abrir los ojos y aceptar la realidad que estás mentiras y fraudes en la guerra política sigue existiendo.
¿Responsables?… Si, un séquito de personas que por unos cuantos miles de pesos se encargan de estas artimañas sucias y corrientes, pocos ganadores y un gran derrotado, el interesado, al que con canto de sirenas es engañado de manera tan inocente (en el barrio en donde crecí, los muchachos que jugaban fútbol en la calle les decían de otra forma) acepta, cree y paga miles pero miles de pesos a esas personas por llevarle la falsedad y números alegres que al final terminan en soledad y depresión, o n o «Patas».
Con la necesidad de obtener el poder dentro y fuera de la política, los interesados nunca cuestionan si es verdad o exige una revisión de la información, solo se deja llevar con su consentimiento, pegarle al oponente y engatusar al pueblo.
Encuestas Fecebookeras que solo sirven para engañar, traicionar e enriquecerse, y por último con los huevos en la mano decirle al interesado de la encuesta… Perdiste… lo mismo que en la Revolución Cristera.