Argos Panoptes
Durante años en la política nacional mexicana nos hemos dado cuenta de manera directa o indirecta el uso de recursos públicos a campañas electorales, desvío de millones de pesos a favor o contra de algún candidato ya sea el más fuerte o del más débil, recursos públicos generados por los impuestos que el ciudadano paga y que sean depositados en cuentas particulares compra de votos o despensas. Y por si fuera poco unas despensas desnutridas.
Recursos económicos que son destinados a compromisos políticos, empresariales incluso hasta laborales, dicho recurso obtenido de impuestos multas y acreditaciones que el mismo gobierno autoriza con el afán de salvaguardar la hacienda pública.
Pues bien mis estimados lectores en esta ocasión no es la excepción, programas sociales de los diferentes órdenes de gobierno en nuestro país, recurso público, obra pública así como otros ajustes y desajustes que tenga que llevar a cabo el sistema político mexicano de la transformación, día a día Se aceita con una exactitud maquiavélica para obtener el triunfo en las futuras elecciones políticas en nuestro país ya sea en los estados, municipios, diputaciones federales, locales, regidores y demás.
Y por si fuera poco dicha maquinaria lubricándose hasta el grado de rasurar el sueldo de la nómina a los empleados del servicio público obvio sin su consentimiento y seguido de argumentos en donde los titulares de dichas dependencias exponen errores humanos, error de dedo que se repondrá a la siguiente catorcena.
La maquinaria electoral de la transformación aceitándose.
Por cierto, en La ciudad de Tijuana Baja California, en donde empieza la patria, en la ciudad más lejana de el noroeste de el país, allá en el brazo fuerte de México, el presidente municipal Arturo Gonzales Cruz realizó un cobro masivo con retroactivo a un sector de empleados municipales en donde se recaudaron cientos de miles de pesos desconociéndose el fin de dicho recurso todo esto en contubernio con Oficialía Mayor.
También ahí mismo en Baja California, empleados de seguridad pública de el estado, miro rasurado su cheque desconociendo el fin de el dinero descontado, esto ya por tercera ocasión.