16 de noviembre de 2024
La chacra (finca) de José Mujica es un museo desordenado, una exhibición de las memorias del presidente saliente de Uruguay, que dice que más que una vida ha tenido una peripecia.

Uruguay, Montevideo (Agencias) 3 de diciembre de 2014.- En las estanterías de la casa de campo de «El Pepe» en las afueras de Montevideo hay un busto del Che Guevara y otro del Papa Francisco; un retrato de Fidel Castro –que es una «reliquia», cuenta, «pero que está bien de la cabeza»- y dos iPads para leer la prensa; una foto del día de su proclamación como presidente en marzo de 2010 y una vieja bicicleta de carreras con la que ha recorrido medio país.

Afuera duerme su Volkswagen Fusca celeste, mundialmente conocido desde que un jeque árabe le ofreció un millón de dólares por él en una cumbre internacional en Bolivia.

«A esta gente de repente se les ocurre hasta comprar un par de zapatos de tu abuelo… son excentricidades», dice.

Con motivo de las elecciones presidenciales que acaba de celebrar su país, ganadas con más del 53% de los votos por su compañero de partido, el exmandatario Tabaré Vázquez, José Mujica responde a las preguntas de BBC Mundo.

Con Manuela a sus pies, la perrita de tres piernas que a sus 18 años es ya casi tan famosa como su dueño.

Y con su esposa en la habitación de al lado, la senadora del Frente Amplio Lucía Topolansky, que mira la televisión.

«Bajá el volumen, vieja», le pide Mujica a la primera dama de Uruguay.

En los últimos años cientos de medios extranjeros han llegado al país sudamericano intrigados por la vida del que ha sido bautizado como «el presidente más pobre del mundo», un calificativo que no le acaba de gustar.

«Eso me preocupa bastante, me preocupa por como anda el mundo», le dice a BBC Mundo.

«¿Qué es lo que le llama la atención al mundo? Que vivo con poca cosa, una casa simple, que ando en un autito viejo, esas son las novedades? Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal».

«Yo vivo como vive la mayoría de mi pueblo, en la política lo normal tendría que ser mi forma de vida», añade.

Celebridad

A sus 79 años, Mujica ha conocido al Che Guevara, a Mao Zedong y a Barack Obama. Pero también a Ricky Martin, Calle 13 o Aerosmith, que quisieron tomarse una foto con el presidente latinoamericano más popular en el extranjero.

Y es que hasta sus mayores críticos reconocen que en cinco años ha ayudado a poner en el mapa a Uruguay, un pequeño país de 3,5 millones de habitantes encajado entre Argentina y Brasil.

Su nombre ha aparecido en la primera plana de los principales medios del mundo gracias a su estilo de vida austero, al buen desempeño de la economía y a la aprobación de leyes pioneras en la región como la del aborto, el matrimonio igualitario o la regulación de la marihuana.

Y ahora que se acerca al final de su mandato –entregará la banda al presidente electo, Tabaré Vázquez, en marzo de 2015- cuenta con un nivel de apoyo del 56%, el más alto desde sus primeros meses de gobierno.

José Mujica sabe que su apariencia y forma de entender la vida, tan comentada dentro y fuera del país, es a la vez una herramienta política tan valiosa como las mayorías parlamentarias o la capacidad de negociación.

«La imagen tampoco es gratis, (la austeridad) es una manera de luchar por el republicanismo en la época que nos toca vivir», dice.

«Esto no es casual, ni tampoco es una pose. Yo no hago otra cosa que vivir como vivía hace treinta años cuando vine acá (a la chacra)», asegura.

«Voy a Alemania y me ponen un Mercedes Benz para andar de aquí a la esquina -que tiene una puerta que pesa tres mil kilos- y cincuenta motos adelante y cincuenta motos atrás. Yo discrepo con todo eso».

«Creo que los gobiernos, los presidentes, se deben de expresar en toda la tonalidad de su vida, en su lenguaje, en su modo de ser, en su modo de vestir, en las relaciones públicas, como vive su pueblo».

La sucesión

En la mitad de la entrevista, Topolansky intenta esquivar las cámaras para despedirse con un beso en la mejilla de su esposo, que está a punto de viajar a Venezuela para cerrar algunos acuerdos comerciales.

—»Si no puedo volver antes, buen viaje, hasta luego»

—»Chau vieja»

Cuando Mujica regrese de su gira por Sudamérica comenzará a reunirse con su sucesor, el oncólogo de 74 años Tabaré Vázquez, quien ya fue presidente entre 2005 y 2010.

Se ha escrito mucho sobre los diferentes estilos de hacer política de ambos presidentes y sobre las diferencias que representará la gestión de Vázquez.

El Doctor y El Pepe tienen algunas discrepancias, como sus posturas sobre el aborto (Vázquez vetó una ley de despenalización bajo su mandato) o la venta de marihuana en farmacias, a la que se opone el presidente electo.

«Cada individuo es como es, pero eso es muy circunstancial. Lo que importa es que pertenecemos a una definición programática del mismo tono, y estamos seguros de que hay políticas sociales que se van a mantener y multiplicar».

Pero en todo caso, dice, la presidencia del país «tiene una importancia relativa»

«En realidad, el problema no es Tabaré. Con Tabaré vamos a tener una comunión muy grande…. El problema es la realidad, porque no hacemos lo que queremos, hacemos lo que podemos dentro del margen de la realidad, y hay algunos signos de que la economía mundial se está complicando», advierte.

«Nosotros tuvimos durante una década un crecimiento del 6% y ahora si crecemos un 3 o un 4% somos campeones. Y eso es fruto de que la región está sintiendo una caída de las relaciones comerciales con el mundo», dice.

Vázquez también tendrá que desarrollar políticas aprobadas por su antecesor, algunas polémicas, pero que aún no han quedado resueltas, como la aplicación de la ley de la marihuana o la llegada a Uruguay de presos de la base estadounidense de Guantánamo.

Mujica admite además que en su mandato no llegó a adaptar la red de carreteras, puertos o trenes al desarrollo económico del país.

Y en el ámbito de la educación, que sus críticos definen como uno de los fracasos de su gobierno, el todavía presidente reconoce que será necesario apuntalar el sistema de enseñanza.

«En un país desarrollado por cada 10 estudiantes hay cuatro o cinco que estudian tecnología o ciencia, aquí estamos a años luz de eso».

¿Retirada?

Mujica reconoce que los 5 años de gestión le han dejado agotado.

«Sí, yo estoy cansado, pero esto no para hasta el día que me lleven en un cajón o cuando sea un viejo lelo», cuenta.

El presidente planea abrir una escuela de oficios agrarios en un galpón a espaldas de su casa.

«Va a arrancar en marzo, para aprovechar la tierra que tenemos, los medios que tenemos y ya con eso tengo para entretenerme con los chiquilines del barrio».

Pero por mucho que le apasione subirse a su tractor – su principal herramienta de gimnasia, dice- se equivocan los que piensen que Mujica busca alejarse de la política.

«No voy a ser un viejo jubilado que se pone en un rincón a escribir las memorias. Yo no voy a escribir nada, no tengo tiempo, tengo cosas para hacer».

En los comicios legislativos de octubre fue elegido senador del Frente Amplio y podría convertirse en una figura clave en la cámara alta, donde el oficialismo está empatado con la oposición.

Así que quizás Tabaré Vázquez acabe necesitando el voto de Mujica y sus aliados para sacar adelante sus leyes.

«Se me está acabando el viaje porque tengo 79 años, estadísticamente cada día estoy más cerca del hoyo. Yo soy consciente», confiesa.

«Pero mientras yo esté vivo voy a seguir luchando por lo que uno piensa y por lo que uno siente».

5 PERIPECIAS EN LA VIDA DE «PEPE» MUJICA

1. Milita en el Partido Nacional (ahora uno de sus principales opositores) y funda en los 60 el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), una guerrilla urbana de izquierda que practicaba asaltos, secuestros y ejecuciones.

2. Pasa 14 años preso, parte del tiempo encerrado en un aljibe, sin acceso a libros ni contacto humano, cuenta que hablaba con animales para no perder la cordura.

3. Es elegido diputado en 1995 y en 2005 se convierte en ministro de Agricultura. En 2010 se convierte en el segundo presidente de izquierdas de la historia del país. Decide donar la mayor parte de su sueldo como jefe de Estado y renuncia a vivir en la residencia presidencial.

4. En Diciembre de 2013 Uruguay es elegido como país del año, la legalización de la marihuana -apuesta personal de Mujica, que dice detestar la droga- atrae la atención internacional, a pesar de la oposición de la mayoría de los uruguayos a la ley.

5. Gana fama internacional por su estilo humilde y es incluso considerado para el Premio Nobel de la Paz. Pero sus declaraciones causan roces con gobiernos como el de Argentina o México, además de la FIFA. En su país algunos le reprochan la caída en la calidad de la educación y el aumento de la criminalidad bajo su gobierno.

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