Recientemente en el templo de San Gerardo en Iguala, Guerrero, decenas de personas esperaron durante horas para entregar muestras de su ADN.
México D.F. (Agencias) 2 de diciembre de 2014.- Son familiares de personas que han desaparecido en los últimos años en ese estado del sur de México, víctimas de la violencia por la disputa de carteles de narcotráfico.
La mayoría no denunció los secuestros por temor a una represalia de las bandas criminales. Muchos sabían dónde pudieron haber quedado sus familiares pero el miedo les paralizó. No se atrevieron siquiera a acercarse al lugar.
Pero desde principios de octubre, cuando inició la búsqueda de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala y se encontraron algunas fosas con restos humanos, los familiares superaron el terror.
Más casos
Al paso de los días han aparecido testimonios de la difícil situación que se vive en la región desde hace varios años.
A mediados de 2013 el diario Reforma publicó el secuestro de 17 personas en el mismo municipio, vecino de Iguala. El caso fue retomado por la agencia AFP.
Es parte de los testimonios que ahora se conocen. Las personas que ofrecieron su ADN en el templo de San Gregorio se acercaron a las organizaciones que rastrean a los normalistas con la esperanza de encontrar a las víctimas en alguna de las más de 40 fosas que se han encontrado, y las que faltan por localizar.
Julia Alonso, directora de la organización Ciencia Forense Ciudadana cree que en Iguala puede haber al menos otras 50 tumbas clandestinas más.
La realidad
No se sabe cuántas personas pueden haber sido inhumadas clandestinamente en la región pero son muchas, le dice a BBC Mundo Bruno Placido, líder de la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero.
«La realidad supera el caso de los estudiantes, porque hay bastantes más que fueron secuestrados, asesinados, quemados vivos o enterrados», afirma.
En los últimos dos años la UPOEG asegura haber localizado a 500 personas enterradas en fosas sólo en las regiones centro, la Costa Chica e Iguala.
Bruno Plácido cree que existen más cementerios clandestinos en el resto de Guerrero, pero las autoridades no han iniciado su búsqueda.
Tampoco se sabe quiénes se encuentran en las fosas encontradas hasta ahora en Iguala, donde existe un número todavía no determinado de personas.
La Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) ha identificado a cuatro, y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) a tres más. Ninguna forma parte del grupo de estudiantes de Ayotzinapa.
Datos oficiales
Oficialmente son 38 los cuerpos encontrados en fosas. Entre quienes se ha identificado se encuentra un sacerdote originario de Uganda, un taxista y una familia compuesta por un hombre con su hijo, una sobrina y un sobrino.
También se conoce la identidad de al menos diez personas encontradas en otros municipios, algunos lejanos a Iguala.
Es una muestra de cómo se extendió la violencia en prácticamente todo el estado. Desde 2012 existen reportes de comunidades enteras que fueron desplazadas por enfrentamientos entre bandas rivales de narcotráfico.
Según la Comisión Nacional de seguridad en Guerrero operan varias organizaciones, entre ellas la de los hermanos Beltrán Leyva, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y otros grupos más pequeños como Guerreros Unidos y Los Rojos.
El estado es uno de los principales productores de amapola y goma para elaborar heroína, además que en sus montañas hay zonas cultivadas con marihuana.
La región de Iguala, según especialistas, ha funcionado como uno de los almacenes de droga que se elabora en la región montañosa. Desde ese lugar se envían algunos de los cargamentos más importantes de droga a Estados Unidos.
En ese contexto, la guerra de carteles atrapó a muchas personas inocentes que todavía permanecen desaparecidas.
Plan emergente
Hace unas semanas la PGR informó de la posibilidad de que los estudiantes de Ayotzinapa hayan sido asesinados en Cocula, municipio vecino a Iguala, y los cuerpos incinerados en un basurero.
La versión no es aceptada por familiares de los normalistas, quienes insisten en que mantendrán la búsqueda en todos los sitios posibles.
En esta tarea participan organizaciones civiles y la Policía Comunitaria de Guerrero. En el camino han encontrado varias fosas que son analizadas por la PGR, afirma el director de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón.
«La PGR ha atendido cada uno de los llamados de las fosas que ha localizado la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero», afirma.
Es en estos casos a donde se acercaron familiares de personas desaparecidas antes del ataque contra los normalistas de Ayotzinapa.
El especialista en seguridad Alejandro Hope le dice a BBC Mundo que el caso representa una grave crisis para el gobierno mexicano.
«El baño de realidad que da Iguala desnuda de nueva cuenta la fragilidad de las instituciones de justicia de este país», recuerda.
Por lo pronto el gobierno federal anunció que presentará un plan especial para enfrentar el actual problema de inseguridad. Parte de la estrategia es evitar que se repitan hechos como los de Guerrero, afirma el presidente Enrique Peña Nieto.
«No queremos ese tipo de eventos, no queremos violencia, no queremos que lastimen, especialmente el crimen organizado», indicó a periodistas mexicanos.