7 de septiembre de 2024

MEMORIAS DE UN CRIMINALISTA - LAS PRIMERAS RECONSTRUCCIONES CRANEO FACIALES EN BC

Esta historia refleja cómo, a pesar de las limitaciones materiales y tecnológicas de la época, se alcanzaron excelentes resultados en las investigaciones criminales
Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California
Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California

En los años ochenta, los detectives en Tijuana recolectaban evidencias para resolver crímenes, usando un lugar que funcionaba tanto como oficina como almacén de evidencias. Este espacio, abarrotado de más de quince mil huellas dactilares y tarjetones con nombres de detenidos, albergaba también objetos con manchas de sangre, cuchillos, herramientas y otros artefactos, formando un mosaico muy peculiar.

Uno de los objetos de estudio más sobresalientes era un cráneo humano encontrado en un lote baldío y colocado sobre los archiveros de esa oficina. Este cráneo estaba siendo analizado para la primera reconstrucción cráneo-facial en Baja California. Fue el detective Omar Orta Rodríguez, Jefe de Laboratorio de Criminalística e Identificación de la Policía, junto con otros dos elementos, entre los que destacaron Gustavo Salazar Fernandez y Arnulfo Bracamontes Cardenas así como el fotógrafo Alfredo Pérez Osorio quienes lideraban la primera etapa de identificación postmortem. Realizaban retratos hablados a lápiz basados en descripciones contenidas en los reportes de localización, buscando rasgos antropométricos y cualquier otro dato que permitiera plasmar los rasgos característicos de la víctima.

En aquella época, la práctica de hacer retratos hablados y reconstrucciones cráneo-faciales no era común en Tijuana. Se presumía que el cráneo podía pertenecer a una mujer reportada como extraviada en Estados Unidos. Fue hasta mediados de los noventa cuando la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal y el Instituto de Antropología de la UNAM diseñaron el sistema de “retrato hablado” asistido por computadora, conocido como “La Cara del Mexicano” o «Caramex», el cual contaba con una base de datos gráficos avanzada.

Durante los ochenta, las investigaciones dependían de la intuición y habilidades artísticas de los detectives, quienes realizaban retratos hablados mediante técnicas de lápiz, carbón o pasteles. El detective Orta, con la ayuda de peritos en medicina legal y odontología forense, elaboraba retratos hablados y posteriormente reconstrucciones faciales usando barro, plastilina o arcilla. En ausencia de tecnología moderna como sistemas computarizados; se recurría a representaciones gráficas a partir de fotografías en blanco y negro deterioradas, logrando plasmar incluso la progresión de la edad de personas extraviadas.

Gracias a estas técnicas artísticas y conocimiento científico, los detectives lograron identificar a la mujer a la que pertenecía el cráneo y explicar su asesinato, asegurando al responsable del crimen por la autoridad extranjera .

Esta historia refleja cómo, a pesar de las limitaciones materiales y tecnológicas de la época, se alcanzaron excelentes resultados en las investigaciones criminales.

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