Guerrero (Agencias) 14 de noviembre de 2014.- Familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa recorrerán el territorio mexicano durante una semana, para llevar su grito de dolor y reclamo a un país que, según admitió el Ejecutivo, perderá también mucho en términos económicos por este caso.
Desde Tixtla, donde se encuentra la escuela de formación de docentes a la que pertenecen los jóvenes, salieron ayer tres caravanas de autobuses en los que viajan unas 450 personas, entre padres y compañeros de los desaparecidos.
Una ruta comprende el norte, otra el sur y otra el estado de Guerrero, donde el pasado 26 de septiembre desaparecieron los jóvenes en el municipio de Iguala, después de que policías locales los entregaran al crimen organizado.
Y todas convergerán en la capital mexicana el próximo 20 de noviembre, fecha en que se conmemora la Revolución mexicana, para realizar un magno acto de condena por este caso que tiene en vilo a medio México.
Concienciar al otro medio es el objetivo de esta caravana que arrancó la madrugada de ayer con un contingente de tres autobuses hacia Guerrero, para visitar ciudades como Zihuatanejo y Acapulco.
Otro grupo de tres autobuses salió más tarde hacia el norteño estado de Chihuahua y recorrerá Durango, Zacatecas, Jalisco y Michoacán,mientras que otros tres se dirigirán al sureño estado de Oaxaca, así como a Morelos y Tlaxcala.
En estas caravanas solo participan parte de los padres, ya que otros se han quedado en Tixtla porque, entre otros asuntos, está previsto que hoy los familiares se reúnan con el fiscal Jesús Murillo, quien les informará sobre los últimos detalles de la investigación.
El viernes pasado, Murillo anunció a los familiares que tres miembros del cártel Guerreros Unidos confesaron que habían asesinado y quemado a más de 40 personas que dijeron ser estudiantes.
Sin embargo, los familiares aseguran que, mientras «no haya pruebas» contundentes y fiables, seguirán exigiendo la búsqueda de sus hijos «vivos» y protagonizando actos de protesta como esta caravana informativa.
Por otro lado, México ya ha empezado a reconocer que este caso no solo le traerá consecuencias negativas a nivel de opinión pública, sino también a nivel internacional y económico.
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, admitió que «sería una ingenuidad decir que no va a tener un efecto en la economía».
La situación, dijo, puede llevar a que compañías tomen decisiones sobre inversión y contratación de empleos en el país. «Naturalmente estos hechos le han dado la vuelta al mundo y han, sin duda, marcado la opinión que se tiene de México», comentó.
El secretario reconoció que el país vive «uno de los momentos más dramáticos en la historia reciente», y dijo que, independientemente de lo que ocurra en la economía, lo más importante es la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa.