Tijuana B.C. (Redaccion) 9 de noviembre de 2014.- El reconocido antropólogo Saúl Millán Valenzuela presentó en la Sala de Usos Múltiples del Centro Cultural Tijuana, la conferencia magistral La fiesta de la muerte, patrimonio de la humanidad, donde habló de la visión y la iconografía sobre la muerte que se tiene en el país.
“Si bien las ofrendas son el eje central de la festividad, su relación está generalmente sujeta a una cronología ceremonial que inicia antes de las fechas estipuladas y se prolonga también después de la festividad del Día de Muertos”, dijo al iniciar el evento el distinguido académico.
“Aunque en algunas zonas de México se considera los primeros días de noviembre como las jornadas más importantes y significativas, los periodos de celebración pueden ser muy variables, tan variables como las comunidades y las regiones donde se realizan”, comentó el académico y explicó: “Las razones de esta variación responden en gran medida a las relaciones que el Día de Muertos establece con el calendario festivo de cada comunidad”.
Explicó que los orígenes de la tradición del Día de Muertos se remontan a antes de a llegada de los españoles. “Como seres pertenecientes a una comunidad especifica los Santos habrán de encontrar una correspondencia análoga a las antiguas religiones precolombinas donde una divinidad especifica tomaba literalmente la forma de un deidad minimizada y se convertía en una de las fuerzas unificadoras de los poblados”.
Dentro de la cosmovisión prehispánica, la muerte era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, “de ahí que, a este nivel, a nivel corporativo los santos pasarán a ser posteriormente los emblemas que identificaban a los pueblos al grado de que en algunas regiones del altiplano central de México se sustituyó el antiguo nombre de ‘altépetl’ como era como se lamaba a los pueblos, con el nombre de ‘santiopan’, que literalmente quería decir donde vive un santo”.