Tijuana B.C. (Agencias) 13 de diciembre de 2014.- Cuando tenemos niños pequeños en casa, todos extremamos la precaución para evitar tener cualquier accidente doméstico, ¡los bebés son muy rápidos!
La Navidad es una época en la que a menudo nos reunimos muchos adultos y niños con el consiguiente alboroto, hay mucha comida al alcance, muchos juguetes nuevos… Por ese motivo, en Navidad más que en ninguna otra época del año debemos tener especial cuidado con las piezas pequeñas que quedan al alcance de los niños pequeños.
Los bebés aspiradora
Los bebés exploran con la boca. Unos más, otros menos, pero la fase oral es un periodo en la vida de todo bebé en la que debemos estar muy pendientes, pues en un descuido cualquier pieza pequeña, a veces la que menos nos podamos imaginar, puede acabar dentro de su boca.
No se trata de no dejarles hacer nada, pero el “¡a la boca no!“ seguro que será una frase que repitamos más de una vez al día durante muchos meses.
Los bebés tienen más orificios a parte de la boca
Llega un momento en el que muchos bebés descubren que tienen más orificios además de su boca, orificios en los que casualmente caben un montón de cosas que sabemos cómo entran pero quizá no tengamos muy claro cómo pueden salir.
Nosotros en casa conocemos bien a este tipo de bebé, pues si bien nuestro primer hijo no fue muy dado a este tipo de exploración, el pequeño es un auténtico especialista en meterse cosas por la nariz, por las orejas e intentarlo hasta por el ombligo.
Las piezas pequeñas, la comida pequeña… ¡todo lo pequeño!
Los bebés nunca dejan de sorprendernos. Cuando creemos que tenemos su entorno controlado, ellos han reparado en algo que nosotros no habíamos visto que estaba ahí o han inventado una manera de convertir en peligroso algo que en teoría no lo era.
Más allá de los alimentos peligrosos como pueden ser los frutos secos o los juguetes que se descomponen en piezas a todas luces demasiado pequeñas, a veces los objetos cotidianos pueden darnos un susto. Por poner un ejemplo, nosotros en casa usamos una pizarra grande para nuestro trabajo, en la que pintamos con rotuladores de colores, especiales para ella, cuyo tapón lleva una felpilla para borrar. Pues bien, en un descuido se dedicó a arrancar esa felpilla con los dientes; cuando le pillamos ya la estaba rumiando como si de miga de pan se tratara.
La Navidad y los despistes
Los bebés son rápidos, ¡muy rápidos! Pero si a esto le unimos las reuniones con mucha gente, el preparar platos o estar entretenidos abriendo regalos, puede ser tiempo suficiente para que una pieza pequeña quede a su alcance.
¡Además hay muchas novedades a la vista! Esos árboles de Navidad llenos de adornos, el Nacimiento, pequeñas cintas o tarjetas que puedan llevar los regalitos, juguetes que aunque no lleven piezas pequeñas pueden desprender partes al entrar en contacto con la saliva de un bebé o al caerse, por ejemplo las pegatinas o las pilas.
Aunque ya hemos pasado gran parte de estas fiestas, aún nos queda el Día de Reyes ¡con su roscón! ¿Y qué lleva el roscón de Reyes? Pues normalmente una figurita y un haba, que tienen el tamaño ideal para un niño de pocos años (nótese la irónia). Nosotros, por si acaso, y en vista de la habilidad de nuestro pequeño, los pondremos a buen recaudo antes de que pueda siquiera verlos.
En fin, ¡todo está lleno de cosas pequeñas en las que uno antes no reparaba! Y es muy complicado tenerlas todas controladas. Que nos lo digan a nosotros cómo se nos heló la sangre cuando hace un par de días el pequeño escupió una nuez de macadamia que no sabemos siquiera cómo pudo llegar a alcanzar.
Los regalos de Navidad cuando hay niños de diferentes edades en casa
Nuestro hijo de cuatro años tiene ya una edad en la que podría empezar a jugar con juguetes que tengan piezas más pequeñas, pues él ya no se mete nada a la boca y conoce los peligros. Sin embargo, y al menos de momento, hemos descartado que este tipo de juguetes entren en nuestra casa porque dados los antecedentes de su hermano pequeño y reconociendo que es imposible que podamos estar pendientes en todo momento, quien evita la ocasión evita el peligro. De momento, los juguetes con piezas pequeñas tardarán bastante tiempo en entrar en casa, ¡tiempo habrá!
Donde está el cuerpo, está el peligro
Es un dicho clásico, pero no por antiguo es menos cierto: donde está el cuerpo, está el peligro. Está claro que no podemos estar pendientes absolutamente de todo y en todo momento y, es más, los niños necesitan que les dejemos cierto margen para explorar, para darse cuenta por si solos que hay ciertas cosas que son peligrosas.
Pero eso no quita que no esté de más recordar que en Navidad más que nunca hay que tener especial precaución con las piezas pequeñas. Y si podemos quitarlas de su alcance, ¡mucho mejor!