16 de noviembre de 2024
Mujeres de colores
Por Elvira Luna Pineda
La autora de esta columna es Abogada
y Vicepresidenta Nacional de la Academia de Género de la CONCAAM

Hoy por hoy la paridad de género en nuestra legislación es una realidad. La reforma político electoral aprobada por el Congreso de la Unión en diciembre de 2013 permitirá conforme la adición que se hiciera en el artículo 41 de la Constitución, que en adelante y a partir de la elección venidera en este 2015, los partidos políticos postulen en candidaturas por igual a mujeres y hombres. Todos los partidos han expresado su beneplácito al respecto y en forma por demás efusiva se han comprometido a eliminar las brechas de desigualdad existentes, para lo cual han repetido por todos los medios y en todos los tonos que la participación de la mujeres en la toma de decisiones de la vida pública de nuestro país significa no una concesión sino el reconocimiento de derechos históricamente negados.

Actualmente en el Congreso de Baja California, como nunca antes existe representación de mujeres, ocho curules son ocupados por ellas, lo que representa el 32 por ciento del congreso estatal. Al haber una representación histórica –desigual aun-, se esperaría que también hubiese una postura y defensa de los derechos de las mujeres por las mujeres, o por lo menos posicionamientos o pronunciamientos al respecto. Parece que todo va bien mientras se trate de garantizar espacios para las mujeres de los partidos en curules tanto de los congresos locales como del federal, sin embargo, cuando se trata de la inclusión de las mujeres en otros ámbitos del poder público como en el reciente proceso para la elección de dos Consejeros de la Judicatura no ha sido así, y la paridad de género ha sido la gran ausente. El Consejo de la Judicatura tiene funciones importantísimas para la justicia en Baja California, ya que además del tema de la administración de recursos, sus funciones inciden en la carrera judicial, supervisión y vigilancia de la función sustantiva, ahí radica la importancia de hacer realidad tangible la inclusión de mujeres en cada uno de los espacios de la vida pública. Así lo señaló el Presidente de la República al presentar la reforma política ante el congreso, y así lo festejaron diputadas y senadoras de todos los partidos al aprobarla. Sin embargo pareciera que las mujeres de los partidos que están llegando a los curules no están viendo más allá de los congresos, y se olvidan que el Poder Judicial forma parte del Estado por lo cual las mujeres en la toma de decisiones en este ámbito deben estar también presentes. En este caso no fue así. De las 36 personas que presentamos nuestra aspiración al Consejo de la Judicatura, no fue elegida ninguna de las cinco mujeres postulantes, y más desafortunado ha sido que ninguna de las ocho mujeres diputadas se pronunciara en favor de ninguna mujer o en su caso ni siquiera resaltaran la participación de las mujeres en el proceso. Con el respeto que les es merecido pregunto: ¿Será acaso que sólo les interesa la paridad de género para los curules que quieren ocupar? ¿Será que para las ocho diputadas mujeres de Baja California no les merece mayor importancia el trabajo y esfuerzo de las mujeres sin partido, sin color o sin “padrinos”? ¿Será acaso que sólo las veremos rasgarse las vestiduras por las mujeres cuando disputen espacios de la vida pública para ellas mismas? La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, tratado internacional vinculante y obligatorio en nuestro país, determina que los Estados Partes tomarán las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país, y en particular, garantizaran a las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres, el derecho a –entre otras cosas- ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos gubernamentales. Definitivamente en esta decisión, esta obligación fue pasada de largo por el congreso estatal y la igualdad sustantiva no aparece por ningún lado. El Poder Judicial sin duda alguna, ha sido rezagado en la implementación de medidas tendentes a lograr la igualdad, de ahí la importancia y la necesidad de incorporar de manera transversal una serie de mecanismos y medidas concretas que garanticen de manera sustantiva y eficaz la participación igualitaria de las mujeres y los hombres en puestos de poder político y toma de decisiones públicas. Y ante todo este escenario, ¿En qué sentido se pronunció la Comisión de Equidad y Género del Congreso del Estado? Si ustedes no lo escucharon yo tampoco. Parece que queda claro que las mujeres de colores, las partidistas, son las que importan para las decisiones de la clase política, de tal forma que invisibilizan y excluyen a las mujeres desde las trincheras ciudadanas. Para la reflexión: “Presencia de mujeres, no significa conciencia de género”. Nos leemos la semana entrante!

 

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