Beatriz Aguilar Alejandrez
Al comenzar una actividad o profesión la persona se incorpora a un lugar nuevo, en muchos de los casos sin experiencia, por lo que las personas que ya se encuentran dentro de ese ámbito le dan la bienvenida con algún tipo de prueba o broma pesada la cual consideran ellos que el novato debía aceptarla para así formar parte de esa nueva comunidad.
Por tradición las víctimas solían ser los alumnos que recién ingresaban a la preparatoria, universidad o los reclutas que inician en el servicio militar, generalmente estas bromas eran moderadas, haciéndoles realizar actividades vergonzosas, como cantar o bailar delante de los veteranos, para romper el hielo y como parte del ritual de iniciación.
Este fenómeno no es nuevo, ha existido en muchas partes del mundo, por lo que es importante tomar cartas en el asunto ya que motiva al acoso y al bullying llevándolo al extremo contra jóvenes y adolescentes, muchas veces con la anuencia de las autoridades de los planteles. En algunas Escuelas Normales Rurales de México, uno de los requisitos para ingresar, aparte de los exámenes de conocimiento, tienen que atravesar la llamada “Semana de prueba” o “Curso de inducción” que está a cargo de la federación de estudiantes, quienes les aplican pruebas físicas y psicológicas a los aspirantes, supuestamente para conocer si tiene vocación social y de servicio para poder ser parte de esa escuela.
Lamentablemente en julio del 2018, en la Escuela Normal Rural Mactumatzá en Chiapas un joven falleció y dos fueron hospitalizados después de la novatada a la que fueron sometidos junto con otros 90 estudiantes, esto por parte del comité estudiantil, estos fueron sometidos a ejercicios extenuantes durante semanas y finalmente rapados, todo dentro del “curso de inducción”, días después el director del plantel fue vinculado a proceso, como probable responsable del delito de homicidio y homicidio en grado de tentativa, resultado de la novatada que realizó la institución.
Son cientos de casos al año y no son noticia cuando nadie fallece, las víctimas en su mayoría se quedan callados, no levantan denuncia por temor a represalias o ser excluidos de los planteles o equipos deportivos, los afectados sienten que hay una política de complicidad por parte de la institución, ya que los casos que se han reportado no les han aplicado algún tipo de sanción, nadie investiga, existe una clara impunidad y esa práctica se repite cada año.
Esta práctica dejó de ser lo que era antes y se transformó en una actividad peligrosa donde se humilla por medio de violencia, vejaciones y retos entremos a los recién ingresados. En la actualidad no existe una regulación penal específica por lo que en el 2018 la cámara de senadores exhortó a la Secretaría de Educación Pública de los gobiernos estatales y universidades a establecer campañas y programas en contra de las llamadas novatadas que se realizan a los estudiantes de nuevo ingreso.
Las novatadas pueden ser denunciadas por vía administrativa que sería depositar denuncia de los hechos ante la máxima autoridad del plantel educativo, o bien por la vía judicial, esta debe ir acompañada de testigos y pruebas que la sustenten, como certificados médicos por lesiones, este proceso puede o no utilizar la presencia de un abogado.
Beatriz Aguilar Alejandrez es colaboradora del Instituto Regional de Investigaciones sobre Prevención y Participación Ciudadana en Baja California
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