Beatriz Aguilar Alejandrez
Estas enfermedades tienen un elevado índice de permanencia en la comunidad joven ya que a esa edad se busca pertenecer a un grupo social y consideran que la imagen es importante para ser aceptados, su constante preocupación por su peso los hace utilizar prácticas inadecuadas para eliminar esos kilos que ellos consideran tienen de más, lamentablemente con estas acciones llegan a afectar su salud física, deteriorando lenta e irreversiblemente su cuerpo, pudiendo desembocar en la muerte.
Estos trastornos son enfermedades multifactoriales, graves y crónicas, los principales son la Anorexia, la cual se destaca por la restricción en la ingesta de calorías, lo que lleva a una pérdida alarmante de peso, los pacientes sufren de una distorsión de su imagen corporal y se caracterizan por un miedo excesivo de ganar peso, en el caso de la Bulimia, consiste en ingerir grandes cantidades de comida con una sensación de pérdida de control, seguido por un comportamiento purgativo pudiendo ser por vómito, uso de laxantes, diuréticos, exceso de ejercicio, entre otros, también está un concepto nuevo denominado Trastorno Evasivo o Restrictivo de Alimentación, en el cual el paciente sufre de una pérdida significativa de peso o deficiencia nutricional teniendo dependencia de algún suplemento dietético, los pacientes tienden a limitar su socialización por su misma restricción calórica.
Las personas con estos trastornos presentan ciertas comorbilidades, como lo serían las etapas depresivas y de ansiedad, estudios refieren que estos pueden desencadenar en Ataques de Pánico, Trastornos Obsesivos Compulsivos, Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Desorden Bipolar y Abuso de sustancias, cabe aclarar que las personas con desorden de alimentación pueden tener una apariencia sana y es común que la personalidad de algunos pacientes se incline al perfeccionismo.
Los modelos de belleza que promueven la delgadez como el estereotipo que acepta la sociedad invade los medios de comunicación, este mensaje no solo lo reciben los adultos, también los niños son impactados con ese cliché, los menores que están en la etapa de desarrollo se forman pensando que así deben verse y se exigen así mismos cumplir con esa regla, pediatras han detectado en consulta algunos de estos trastornos, logrando así una identificación temprana que ofrecerá al menor que la recuperación sea más eficaz.
El diagnóstico debe ser tratado con seriedad y el manejo del tratamiento debe ser integral y dependiendo de la severidad del daño nutrimental será el tratamiento e ir acompañado de apoyo psicológico, estos serán aplicados y supervisados por expertos en dicha afección para evitar el síndrome de retroalimentación. La psicoterapia individual y familiar es fundamental ya que se busca un compromiso terapéutico paciente-familia, esto motivará a una óptima rehabilitación.