Beatriz Aguilar Alejandrez
Es un comportamiento deliberado, que también es denominado Teoría circular de la victimización o retroalimentación victimal, es donde la que en su momento fue victima se convierte en victimario y viceversa, actualmente este es un grave problema de salud pública que lamentablemente hasta el día de hoy es silenciado por muchos, con la criminología se evidenciaron las consecuencias que otras disciplinas como la psicología, la medicina o la sociología han analizado y han intentado prevenir.
Este tipo de conducta se ha presentado en menores maltratados o abusados por sus padres, familiares o personas cercanas a su entorno, estos niños van acumulando resentimiento, llegando a un punto en que sacan su furia cometiendo un acto delictivo en contra de esa figura que ellos consideran lo merecen, dentro de su justificación sienten que es necesario su actuar ya que en su etapa de víctima la justicia no actuó para ayudarlo, en ese punto la que fue víctima ya paso a la siguiente etapa y está lista para hacer otras víctimas.
Para los menores la familia es el primer agente socializador que en muchos de los casos no cumple su función por la saturación laboral o dispersión de los padres, aunado a esto una convivencia conflictiva dentro del hogar, esta socialización es secundada por la escuela que además de procurar el desarrollo intelectual, cognitivo y cultural debe atender el desarrollo físico, afectivo y de comportamiento, este choque genera un clima agresivo y amenazador por parte del niño, detonando acciones desagradables y punibles en los centros educativos generando víctimas indirectas, como compañeros y profesores que experimentan esta angustiante situación.
La detección temprana permitirá la ruptura del círculo victimal, en este caso la familia adquiere un papel fundamental en el tratamiento ya que ese núcleo debe aportar solidaridad, un trabajo en conjunto con escuela y personas cercanas, fomentando el respeto mutuo, tolerancia, la cultura de la no-violencia y tratar de resolver conflictos de manera pacífica, el objetivo será conseguir una respuesta adecuada que permita reconstruir el equilibrio dañado.
El apego entre padres e hijos es sumamente importante para que el desarrollo del niño se presente de forma adecuada, los niños carentes de estas relaciones tienden a presentar ansiedad, irritabilidad o depresión, algunos estudios demuestran que las relaciones disfuncionales padres-hijos son unas de las características que incrementan la probabilidad de que estos menores adopten conductas sexuales abusivas en el futuro, las acciones lesivas realizadas por menores infractores merecen ser analizadas y valoradas desde una perspectiva seria e incluso severa pero que no resulte estigmatizante ni punitiva, la observancia y medidas que se adopten evitaran un futuro delincuente.
En las familias en riesgo se pueden aplicar diversos programas en los que se trabajara con los padres e hijos, uno de ellos es la toma de conciencia de las acciones y un ejercicio de introspección permitiendo que los involucrados analicen las dimensiones de sus actos, exponer sentimientos, temores y demandas, de igual forma se promueve el desarrollo de actitudes individuales responsables y la recomposición de las interacciones sociales conflictivas sin que al final exista un ganador o perdedor, solo una familia restaurada y fortalecida.
Todo proceso conlleva tiempo, esfuerzo, diálogo y negociación entre las partes, el apoyo debe ser continuo, secuenciado y guiado por un profesional para la aplicación de las técnicas y herramientas ofrecidas, en resumen, será un compromiso para mejorar la convivencia.
Beatriz Aguilar Alejandrez es colaboradora de la Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California Correo electrónico [email protected]
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