Por Beatriz Aguilar Alejandrez / www.socifobc.org / @socifobc
Dentro de la criminalística existen diferentes métodos que son utilizados para el esclarecimiento de un delito, uno de ellos es la acústica forense, esta disciplina se desarrolla a partir de técnicas desarrolladas por la ingeniería en temas de acústica pericial. El análisis de audios como evidencia y el reconocimiento de voz se volvió una necesidad imperiosa en los procesos investigativos.
En 1941 se realizó una investigación que involucraba habla y música, relacionada con sistemas de comunicaciones, siendo usado por Lawrence G. Kersta en los laboratorios Bell, utilizando un espectrógrafo que generaba un gráfico de la señal que emitía la voz, este ofrecía información frecuencial, temporal y energética, a la cual se le denomino espectrograma o sonograma.
Kersta se basó en la hipótesis de que la voz de cada individuo es tan única como la huella dactilar, llamándole “Huella acústica”. En los 60’, Estados Unidos utilizo esta técnica dentro del ámbito policial y forense utilizando el método de Kersta con el espectrógrafo, nombrandolo “Voiceprint” siendo acuñado por este último.
El análisis de la voz en relación a su unicidad surge al relacionar el mecanismo fisiológico que emite esa señal acústica y el proceso de aprendizaje del habla de cada individuo, las cavidades vocales que contiene los resonadores y los articuladores que serían los labios, dientes, lengua, paladar blando y músculos mandibulares son partes del tracto vocal, estos son controlados dinámicamente por cada persona permitiéndole emitir sonidos consonánticos y vocálicos que determinan la individualidad, por tal motivo sería extremadamente remoto encontrar a dos personas con idéntico patrón.
Este tema ha sido controversial en diversos ámbitos, dando cabida a la evolución tecnológica, en cuestiones de autentificación de grabaciones La Sociedad Americana de Acústica cuenta con un grupo de trabajo Working Group on Forensic Audio, en 1991 publico estándares que pudieran servir de guía para una buena práctica técnico-científica relacionada con la elaboración de informes periciales sobre acústica forense. Dentro de los objetivos perseguidos se encuentra la autentificación de grabaciones de audio.
Cuando en un juicio la autoridad solicita que un perito examine si una grabación puede ser calificada de auténtica, este contemplara los siguientes elementos, como: indicios de originalidad, precisión, integridad y ausencia de alteraciones inexplicables que pudiera sufrir la grabación pos motivos ambientales o accidentales que pudieran causar duda.
La autentificación digital necesita de la incorporación de sistemas de seguridad informáticos y otros programas con características análogas. En cuestión de limpieza de grabaciones forenses, no interesa resaltar, ni respetar la calidad acústica de la voz, en este caso la prioridad será mejorar su inteligibilidad, siendo el objetivo, el ruido de fondo.
La acústica forense es ya una disciplina de la criminalística que ha alcanzado un grado de madurez científica suficientemente importante como para considerarla imprescindible, la casuística pericial obliga a los laboratorios a tener amplios conocimientos de fonética, tecnologías del sonido, del habla, patologías el habla y procesado de señal.
En la criminalística se vislumbra un gran futuro en el que será necesario crear centros específicos de formación de criminólogos con estas especialidades.